Los resultados de sus análisis son normales, excepto el ácido úrico, que lo tiene elevado. Es aconsejable que su valor no exceda de 6 mg/dL.
Para su valoración es importante saber si alguien de su familia sufre también este problema, si usted ha tenido episodios de gota (episodios agudos en los que una articulación se inflama y es dolorosa), cólicos al riñón, etc. y si tiene algún factor de riesgo cardiovascular asociado, como la tensión arterial alta, diabetes, si es fumador, si es bebedor…
El ácido úrico se encuentra en los ácidos nucleicos que ingerimos en la dieta, sobre todo en los alimentos de origen animal (carnes). Pero el ácido úrico que tenemos en la sangre en gran parte depende de un metabolismo alterado, y una reabsorción renal elevada que suele estar condicionada genéticamente. La dieta puede no ser definitiva, y solo conseguir una disminución de 1 ó 2 mg/dl, aunque en algunos casos de alimentación claramente incorrecta, y con niveles no muy elevados de ácido úrico, puede controlarse solo con la dieta.
Los síntomas del aumento del ácido úrico pueden ir desde estar totalmente asintomático (muy frecuente), la formación de cálculos urinarios que desencadenen cólicos nefríticos y también el depósito de los cristales de ácido úrico en las articulaciones desencadenando ataques de gota con inflamación y dolor de las articulaciones afectadas.
En algunos casos (un número muy pequeño), se debe a otras situaciones diferentes que interfieren con la excesiva producción o escasa eliminación del ácido úrico, sin que se deba a enfermedad metabólica. Esto sucede por ejemplo en enfermedades de la sangre con aumento de los glóbulos rojos en ella, o tras tratamientos quimioterápicos que las destruyen excesivamente, insuficiencia renal crónica, ingesta de algunos fármacos (diurético, antituberculosos, levodopa, etc.), hiperparatiroidismo, etc.
Una vez establecido que el paciente tiene los niveles de ácido úrico elevados, se debe realizar un examen completo y una analítica básica que descarte otros problemas metabólicos o de tratamientos, como los citados. Si se llega al diagnóstico de que es una enfermedad metabólica de origen desconocido (lo más frecuente), el tratamiento va a tener dos partes diferentes:
- Tratamiento de los ataques agudos de gota, mediante el uso de fármacos antiinflamatorios.
- El tratamiento crónico de la enfermedad se hace mediante una dieta estricta, para evitar el exceso de purinas en la alimentación y, si es necesario, asociándole unos fármacos que disminuyan los niveles del ácido úrico en la sangre o estimulen su eliminación por el riñón.
El tratamiento de la gota es muy largo y generalmente para toda la vida, lo que debe ser comprendido por los pacientes, pero en algunas ocasiones al corregir factores que contribuyen a la hiperuricemia como la obesidad y eliminar el alcohol y seguir una dieta estricta, los pacientes pueden reducir al mínimo los medicamentos o incluso suprimirlos. Es fundamental la abstención absoluta de alcohol y de todo tipo de cervezas, ya que producen cantidades importantes de ácido úrico.
La dieta a seguir contiene una serie de alimentos a evitar:
- Anchoas (boquerones), arenques, trucha, salmón
- Hígado, riñones, sesos
- Carne de pavo
- Carne de cerdo. Embutidos.
- Mejillones
- Extractos de carne y pescado y pastillas de caldo
- Champiñones, esparragos y guisantes
- Mariscos
Puede ver más sobre una dieta recomendable en nuestra página:
Dieta para el ácido úrico
